PROGRESO Y OBSTÁCULOS EN LATINOAMÉRICA

(Basado en datos proporcionados por 142 organizaciones nacionales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, México, Nicaragua, Paraguay y Perú, así como varias organizaciones regionales, como Ciudades Educadores América Latina y Consejo Latinoamericano de Investigación para la Paz, que incluye a organizaciones miembro en muchos estados latinoamericanos.)

PROGRESO: En Brasil hubo quince millones de firmas a favor del Manifiesto 2000 durante el Año Internacional de la Cultura de la Paz, y muchas de las 75 organizaciones brasileñas representadas aquí se crearon posteriormente. Tal como describe un informe: "El Año por la Cultura de Paz de la UNESCO tuvo un gran impacto. Millones de ciudadanos prestaron su apoyo y se crearon fondos en muchas universidades, grupos de trabajo y centros de investigación para tratar el tema esencial de paz y la no violencia." Los informes de la sociedad civil de Brasil son demasiado ricos y variados para hacerles justicia en este resumen. Una cooperación notable por una cultura de la paz entre las organizaciones de sociedad civil y los organismos gubernamentales en el ámbito local, urbano, estatal y nacional incluye una iniciativa nacional de desarme. Por ejemplo: "ConPAZ, Culture of Peace Parliamentary Advisory Board, es un organismo de la Asamblea Legislativa de São Paulo..., el primer organismo de este tipo en el mundo, que reúne a representantes de 36 instituciones de la sociedad civil y a 12 diputados de la Asamblea Estatal..., para formular, supervisar y evaluar políticas parlamentarias por una Cultura de Paz basadas en los principios del Manifiesto 2000." En el ámbito nacional, "en 2003 el tema 'Cultura de Paz y No Violencia' se introdujo en la agenda de los representantes municipales de asistencia sanitaria, mediante reuniones del CONASEMS, que representa a un total de 5.562 delegaciones municipales de asistencia sanitaria en Brasil". Otros informes proceden de las ciudades de Cajamar, Aparecida, Belo Horizonte, São Carlos, Porto Ferreira y el estado de Espirito Santo. No obstante, los programas intersectoriales de sociedad civil y gobierno no son fáciles, ya que "las políticas y los programas públicos se interrumpen cada cuatro años, cuando se elige a los nuevos gobernantes, alcaldes y presidente".

En Colombia, por citar uno de los informes, "Numerosos proyectos en pro del desarrollo de una Cultura de Paz, defensa y promoción de los derechos humanos, reconciliación, trabajos de género y equidad, acciones con y para niños y niñas y jóvenes. Trabajo de atención y apoyo a la población desplazada y a otros grupos vulnerables. Las expresiones vienen de todos los escenarios de la vida nacional: los niños, los jóvenes, las instituciones educativas, la plástica, el teatro, las Juntas de Acción Comunal, el trabajo de mujeres y madres, los grupos de personas que tienen familiares y amigos secuestrados o desaparecidos, la academia, los grupos sindicales. Sin embargo, ello no se ha visto reflejado en un cambio sustancial de los niveles de violencia que se presentan tanto por las vías del conflicto armado como por otras formas de violencia que están presentes en la sociedad colombiana." Para explicar la falta de eficacia, el informe sugiere que uno de los factores podría ser "la falta de coordinación de acciones entre las organizaciones..Es necesario establecer redes y una comunicación fluida para evitar duplicación de esfuerzos, desperdicio de recursos propios y de cooperación y lograr un mayor impacto social." La necesidad de

una mayor cooperación se refleja en comentarios similares de otros países de Latinoamérica.

Un informe de Perú reconoce el mérito del Ministerio de Mujeres y Desarrollo Humano del gobierno por colocar la cultura de paz en el centro de su programa de "Apoyo al Repoblamiento (PAR)", y cita un movimiento en Huánico basado en las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, incluido el objetivo de "fomentar una cultura de paz a escala regional". En México, la cultura de paz está vinculada al trabajo por los derechos humanos. De especial importancia en Guatemala es la participación generalizada de los pueblos indígenas, que según uno de los informes hace veinte años habría sido inconcebible.

Por toda Latinoamérica, y especialmente en Argentina, los jóvenes se están implicando en el fomento de una cultura de paz, en las escuelas, en tropas de scouts y exploradores, en programas de intercambio internacional, en los deportes, en las universidades y en las organizaciones y centros juveniles. Por otro lado, hay referencias a la falta de infraestructura familiar y de implicación de las familias en las actividades de los jóvenes como un obstáculo para el progreso hacia una cultura de paz.

OBSTÁCULOS: La mayoría de informes destacan el paro generalizado, la pobreza y la desigualdad, y muchos los relacionan con la economía neoliberal y la globalización. Muchos culpan a los medios de comunicación: "Nos sentimos inmersos en una cultura de la guerra en la que predominan la desconfianza, la falta de diálogo, el miedo, la competencia excesiva, la indiferencia ante la naturaleza y la violencia tanto estructural como directa..., con el apoyo de los medios de comunicación, que encumbra estos valores en detrimento de los de paz." Al mismo tiempo, se hacen esfuerzos por desarrollar unos medios positivos, como los de una organización que "promueve los talleres de educación mediática..., crea productos audiovisuales educativos comunales y organiza asambleas y conferencias por la democratización de las comunicaciones. Finalmente, también intenta fomentar la creación y el establecimiento de unos medios comunales".

Como en otras partes, la mayoría dicen que los recursos económicos y humanos son insuficientes para todo lo que hay que hacer. Un informe describe esto como "la escasez y la dificultad de acceder a los recursos para la promoción de la cultura de paz, en comparación con el gasto inmenso para la promoción de la guerra y la violencia".

"La ausencia de un canal de información permanente con organismos de las Naciones Unidas, que permitiría a los miembros de nuestra junta entender y aplicar mejor los principios de la Cultura de Paz" es una queja que aparece en varios informes. Además se afirma que "el gran reto es lograr una comprensión común general de estos principios, no sólo entre políticos, sino en toda la sociedad".

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